sábado, 18 de julio de 2015

GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA MUJER Juan Josè Bocaranda E



 
 
GRACIAS, SEÑOR, POR EL DON DE LA MUJER
Juan Josè Bocaranda E

Doy gracias al Origen de todos los orígenes:
por Eva,  la primera tentación,
por quien valió la pena  perder  una
 de mis  costillas;
por la mujer cuya voz musical puso a vibrar el corazón del Paraíso;
por la primera mujer que se embelesó ante el surtidor de luces y colores
  de aquel amanecer;
por la primera mujer que se atrevió a mecer su cuerpo entre las olas;
por la mujer que inventó la palabra amor y nos enseñó  a deletrearla;
por la primera primeriza cuyos gritos alarmaron  la noche
 y despertaron la sed de los volcanes;
por la mujer que preparó la primera parrillada de dinosaurio
 y puso a los invitados a comerse  los dedos;
por la mujer que vio titilar como un lucero
 el primer copo  de algodón
 y lo halló útil;
por la mujer que descubrió  el primer racimo de alelí
 y el primer parto de la piña
 y las primeras lenguas de la sábila
 y los  oros de la primera naranja
 y el capullo de delicias de la primera granadilla;
por la mujer que por humanidad o por amor
 restañó la primera herida;
por la primera hija y  la primera nieta,
 luceros en el oriente
y en el poniente de la vida;
por la mujer que cultivó las primeras flores
 y la que preparó la primera ensalada  de frutas;
por la mujer que recogió la primera mazorca de maíz
 y alumbró la primera arepa tostada;
por la mujer que esquilmó la primera oveja
 y tejió las primeras frazadas para los hijos;
por la mujer que colocó el primer florero en la ventana;
por la mujer que tuvo la idea de las escobas
 y fue la primera en barrer la cueva;
por la mujer que intuyó posible ordeñar las vacas
 y compartió el primer cántaro  de leche;
por la mujer que recogió la primera postura de gallina
 y preparó la primera tortilla a la española;
por la mujer que cantó la primera canción de cuna;
por la mujer que inventó el “beso de coco”,
 manjar de dioses;
por la mujer que equivocó los ingredientes
 e inventó sin querer el esplendoroso “bienmesabe”;
por la mujer que dio el primer mordisco en la pelea
 y después pudo contarlo;
por la mujer que preparó el primer sancocho
 y llevó a la mesa el primer aguacate;
por la mujer primera que probó el ají picante
y supo ocultar  las consecuencias;
por la mujer que descubrió el sabor del cuerito de pescado al horno;
por la mujer que colgó la primera cortina
 para que jugara el viento;
por la mujer que usó el primer biquini y el primer hilo dental
y la primera tanga con dientes;
por Madame Curie,
 que descubrió las profundidades  del fuego;
por María Montessori,
 que enseñando enseñó a enseñar;
por doña Juana de Ibárburu,
 que sembró la primera higuera.
También elevo mi copa
por la mujer que nos hace vivir, amar, soñar y trabajar,
por la mujer que se sabe reina de nuestro corazón
 y le saca partido al hecho,
por la que estamos dispuestos a morir,
 si no queda otro remedio,
por la que siempre se sale con las suyas
  aunque no siempre tenga la razón,
por la que somos y seremos.
Por la flor y la gema y la luz más preciosas de toda la creación.

Gracias, Señor.  Y Amén.

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