Rueda Libre

Asi como su título, en este espacio ofrece una vision miscelanea sobre diferentes topicos, a suerte de collage o resumen de todos mis blogs.

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miércoles, 16 de marzo de 2016

EL SECRETO DE LOS ÁRBOLES AIROSOS Juan José Bocaranda E





EL SECRETO DE LOS ÁRBOLES AIROSOS
Juan José Bocaranda E

Este humilde
tallo ya sin hojas
y con las raíces casi muertas. 

Sólo soy un árbol que  pasea por los parques
o se aventura por los bosques,
en busca de otros árboles
más robustos que este humilde
tallo ya sin hojas
y con las raíces casi muertas. 

Voy en busca de aquella especie
de árboles que permiten
al viento jugar muy alto
entre sus ramas
para que les espante los insectos
y les agite las melenas
de leones vegetales.

Como si casi casi no existiera,
me acerco a ellos
para conocer el secreto,
la razón de ser
de sus poses solemnes,
que despiertan la admiración de tantos:
de quienes -yo no lo dudo- recomiendan que los enfermos los abracen para beber las energías que traen desde el mundo de los gnomos
de los botánicos que los fotografían y  miden
como a voluntarios que se alistan
de los entomólogos que los recorren y esculcan
con sus lupas indiscretas
y de los padres que a su sombra llevan a los hijos
 a que desgranen un domingo
sus risas y sus cantos.

¿Dónde está el secreto de esos árboles elevados y grandiosos?
preguntamos desde nuestra más profunda nada,
los árboles entecos y modestos
que paseamos por los parques
o nos aventuramos por los bosques…
¿ Será en las ramas con sus guedejas lustrosas?
¿Será en el canto de los pájaros que anidan en sus brazos?
¿En los timbales del chicharro que vibran
sostenidos y profundos  para seducir
a las chicharras?
¿En las raíces, que deben ser muy hondas
para poder sustentar tanta eminencia?
¿ O será acaso en la savia,
porque ellos,
como acuciosas  abejas,
saben seleccionar los jugos de la tierra?
¡O podría deberse al aire con su no sé qué
que sólo alcanza a quien descuella y se alza.¡ 
No lo sé. Quizás nunca pueda establecerlo.

Mientras tanto,
algo derivo de mi secreta tarea de botánico
secreto:
me acerco a los árboles
presuntuosamente esbeltos,
para infundirles la idea
de que me  interesa beber
sorbo a sorbo su  sapiencia.
Pero, en realdad me les acerco
para darles ocasión
a que satisfagan su vanidad
y las hambres del ego:
para que puedan contrastar
su silueta de árboles frondosos,
espetados y elegantes,
con la modestia gris de los árboles
enclenques, decadentes y añosos como yo.

Esto lo dice la experiencia de los árboles desdentados
por el tiempo y por el viento:
dejan  en evidencia la pobreza de espíritu
los que se encumbran esponjadamente vanidosos
apoyados en la ficción, la pose y la apariencia.

Sólo soy un árbol que pasea por los parques
                             o se aventura por los  bosques