MI CALLE, COMO LOS VIEJOS
Juan Josè, Bocaranda E
Las carnes de mi calle han envejecido.
50 años de trajín y de maltratos
han sido suficientes para debilitar sus huesos,
que yacen oxidados, terrosos, malolientes.
Mi calle ha decaído como decaen los viejos
cuando el tiempo dispone con persistentes golpes,
salpicando de achaques,
arándoles arrugas,
nublándoles los ojos,
ajando sus recuerdos,
cargándoles la espalda
con gruesas piedras negras.
Las paredes se caen a grandes dentelladas,
las casas se avejentan
y se les ve vencidas,
con sus jardines muertos,
con sus puertas raídas,
con sus luces desiertas.
El tiempo y sus pretextos y su sierra sin dientes,
han dado muchos viajes por estas calles nuestras,
destrozándolo todo
corroyendo a pedazos
abrumando las almas
borroneando recuerdos
con la muda advertencia
de que seguirán pasando
como pasan los vientos
cuando cruzan los mares
arrastrando hacia puertos
donde la noche alcanza.
Las carnes de mi calle han envejecido.
Nosotros también, y en un instante.
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