martes, 1 de diciembre de 2015

MATINAL DE LA VIDA POPULAR Juan Josè Bocaranda E






MATINAL DE LA VIDA POPULAR
Juan Josè Bocaranda E

He recibido esta mañana una interesantísima misiva:
me invita en ella la vida a recorrer la vida,
a sentir sobre los timbales de mis huesos,
contra mis arroyos arteriales,
el vértigo de la calle,
del taller, de la oficina.

La máquina del mundo ha amanecido hoy
como un reloj recién aceitado y puesto en marcha.
Me lanzo a los borbotones de la calle
y miles de arandelas, volantes y resortes
me aprisionan y agitan.

Las cosas y las gentes pasan veloces,
y sólo puedo mirar los visajes pardos y rojizos del mundo.
El tiempo me pisa los talones: debo apresurarme
o me aplasta el mismo movimiento.

Ya son las seis y treinta
y la mañana emite una sonrisa
tibia y esplendente.
El sol penetra por doquier
y todo lo arropa en vaho de vida.
La entraña de la ciudad palpita y se estremece
en rumores de sísmico epicentro.
Mientras al otro lado del globo el hombre cierra los párpados,
a este lado del mundo empieza a desatarse del horcón
el bisonte del nuevo reloj que ha amanecido.

Todo revienta en surtidor de ruidos,
vibra el bullicio y se acrecienta
en crescendo borroso y disonante,
y sin embargo hermoso su canto de la vida.
Hoy los autobuses, barcazas idas a pique,
se bambolean más repletos que nunca
y decenas de manos se aferran
a los nervios de un reloj de gránulos
precisos y exigentes.
Los niños sus picos hacen boquear
a todo grito
pidiendo lluvias de leche.
Los buhoneros cuelgan de la percha del sol sus abalorios
en un rito a la vida y la mañana
simultáneamente en todas las esquinas,
mientras los fruteros desenganchan la mañana del árbol
y van por los caminos  repartiendo los colores
esponjosos y dulces de la tierra.

El corazón de las máquinas insiste y bufa.
Todo se inyecta de rugidos nuevos,
el pavimento de las calles repercute en miles de pies
que pasan frente a otros
sacudiéndose el polvo
y sin saludos.

Ya han encendido las fábricas sus pipas
ya las turbinas giran giros
de garra indomable y vaporosa
ya los microscopios cazan mundos
y los generadores átomos vibrátiles.
Ya la tabla periódica pugna por ampliar su círculo sonoro,
ya las algas sudan yodo
y los altos hornos reduplican vigor por las toberas.

Las torres petroleras proyectan contra el sol sus esqueletos,
el balancín hunde la cabeza y bebe caldos negros,
y sobre el almohadón de las aguas
las quillas van cortando sal y espumas.

El campo y la ciudad resuenan en sonoraciones
que martillan, resoplan y escupen humo y fuego,
como taller donde la vida se insufla vida
a cada instante
y el hombre se construye por dentro
con los cuatro elementos.

Interesantísima misiva me ha traído el sol esta mañana.
La vida me ha hecho recontar la vida,
y este es mi canto matinal
a una mañana popular que gira todos los días





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