EL PENSADOR
Juan Josè Bocaranda E.
El cráneo del pensador
es un templo
donde arde el fuego del alma
con fuego permanente.
Una tenue luz azul
brilla
entre brasas veladas
por cenizas de erupciones volcánicas
remotas.
Y esa minúscula
luz azul
palidece
se reduce
se opaca
se oscurece
y al parecer se extingue
pero
de pronto
revienta
como explosión de destellos ignotos
y los rayos
y los rayos
se abren
se desgajan
se agigantan
se desmenuzan
se expanden
se reúnen de nuevo
giran en contorsiones
nunca vistas
y revientan
en fosforescencia de burbujas.
Y en aquel jardín
Y en aquel jardín
aparentemente librado al abandono
se dan a florecer
flores de formas, colores y
perfumes jóvenes
estructuras de líneas
que ondulan con ondulaciones
sorprendentes
arquitecturas
que circunvolucionan hasta la bóveda
insondable
siluetas fantasmales
de sílice y arena
torres y almenas
inmersas en el fondo del mar.
Creaciones por cuyo sistema
fluye sangre nueva
formando líneas y meandros
y deltas
hasta desembocar
en el mar que les espera.
El cráneo del pensador
es un templo
donde arde el fuego
del alma
con fuego
permanente.
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