CANTO AL ORINOCO
JUAN JOSÈ BOCARANDA E
¡Urinucu,
Uriapari, Jayapari!
Manas
del vientre de la antigua madre
donde en fogones secretos
y remotos
los dioses de arcilla destilaron
las aguas primordiales.
Naces
entre líquenes y helechos
como ave sin voz
que no preanuncia de sí
la vastedad infinita
de sus vuelos.
De pronto
ya no eres un hilo
ni los pocos dedos de una mano de agua
sino todo un brazo
que se muestra recio
y se desborda tras la voz
del llano
y el diapasón vibrante
de su Delta
desde tu vértice de selva y piedra.
En el raudal
de los Guahibos
das tu
primer vuelco de sistema venoso
desatado
y en Atures
con adiós
rabioso de rocas y de espumas
te arrojas
al nivel
apacible de los llanos
bogando
como errante
velero.
Ramaje
ubicuo inundante
capilar
en la remota
apertura de los llanos
ensanchas
tus pulmones
de compás
y te
disparas
tenso en tu
propio arco
hacia un
mundo de sal.
(Contonùa)
0 comentarios:
Publicar un comentario