AL DON DE LA PALABRA
Juan José Bocaranda E
Aire eficaz y
proteiforme
piedra de luz
látigo de
tímpano canoro.
Cuando tus
interjecciones empezaron
a tomar
posesión de las gargantas
fuiste
madurando como prístino fruto de la tierra.
Irrumpiste al
comienzo en sordo pedrusco gutural
a la par que
los hachazos cuaternarios.
Te diste al
ser como roca en rudimento
y tu glácil
donosura pulimentaron las edades
y los
tiempos.
Un amanecer
saliste disparada
ave de
serenos vuelos
potro de
nervadura poderosa
y tu mágica
sonoración incendio alado
insufló alma
a las cosas
el día de las
nominaciones rescatadas
cuando a los
hombres en torno
a tu totémica
lista congregaste.
De tu magia
provinieron
la conquista
del amor, el verbo magistral,
el estro, el
fuste, el susurro
el pan hecho
gritos sin techo, callejeros,
la gran
sonoración,
la Gran
Palabra.
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