miércoles, 27 de mayo de 2015

MEMORIAS DE DIÒGENES. CONSOLATOR


CONSOLATOR

- ¡Allá, allá¡-
Por aquellos días, cuando Atenas más hervía en el trajín de los diarios intereses y de las mezquindades más nimias, fuimos al mercado de las yerbas, en el centro de la ciudad,  a comprar cariaquito morado, para es­pantar la mala racha gubernamental.
De pronto se formó un tumulto.
- ¡Allá, allá¡
Alguien dijo que un loco, perseguido por los policìas, se ocultaba entre los árboles del “El Calvario”.
En la cima del monte atisbamos la figura de un hombre de destacada estatura y larga cabellera que el aire batía. Comenzó a dar voces y a llamar a la gente con  gritos y manos.
Algo nos arrastró hacia èl. Al igual que muchas personas, trepamos hasta quedar en ubicación adecuada para escucharle. Y él como si imprecase a la propia vibración esencial del cosmos, exclamó con clara e inteligible voz:
-Saltad de gozo los que andáis pelando bolas, porque los prepotentes se  apiadarán de vosotros.
-Saltad de gozo los que andáis sobrecargados de arrecheras, porque seréis consolados por un gobierno eficiente.
-Saltad de gozo los que sentís en el estómago pelotas de plomo derretido, porque seréis saciados.
-Saltad de gozo los que tratáis de estirar el salario hasta la desproporción de los abusos, porque seréis compensados.
-Saltad de gozo los que peregrinais como mendigos, todos los días,  en busca de los alimentos màs elementales.
-Saltad de gozo los que...
...Tiros, gritos, gases, carreras, idas, regresos, rodeos, men­tadas, revueltas, revuelcos, cascos, peinillas...

El hombre desapareció como succionado de lo alto. Dicen que era James Bond, filmando otra  película . Dicen que un hippie rezagado. Sólo yo sé que era el falso Jeque Konsumama Kamachutra, quien había regresado para burlarse de nuevo de los gobernantes y de los políticos de Grecia.

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