sábado, 23 de mayo de 2015

SE FUE TU MARIDO. ¿Y QUÈ) Juan Josè Bocaranda E.





SE TE FUE TU MARIDO ¿Y QUÉ?
Juan Josè Bocaranda E

Se te fue tu marido.
La tristeza te inunda en río revuelto.
Tu corazón es un cántaro
donde reverbera la sangre, evaporando la vida
gota a gota.
Todavía retumba el soberbio portazo
con el que subrayó su partida aquella noche.
Aún resuenan sus palabras hirientes
y hasta se percibe en el aire el olor de azufre
que parecía desprenderse de un corazón asado en odios.
Han pasado los días.
No hallas ni un solo consuelo al que aferrarte.
Todo está oscuro.
Tu alma está negra.
Tus amigas te invitan a sorber el aire de la mañana fresca,
pero no aceptas porque no logras desatarte
de los lazos muertos.
Tus dos hijas, niñas aún, pura inocencia,
no se acercan a ti
porque temen que tu dolor las incinere.
Piensa que no tienes derecho a hurgar sus corazones
con el tizón amargo que te amarga.
Nada te entretiene,
nada te entusiasma,
nada te consuela,
nada te sirve.
El mundo y sus cosas ya no brillan.
Todo ha quedado sin luz, porque a ti nada te alumbra.
Ya no rindes ni en el hogar, ni en el trabajo.
Vives bajo un peso de muerte
que te doblega y te sustrae la vida.
Todo porque él se marchó.
Ni una llamada, ni un mensaje.
Absoluto desinterés
aun por sus hijas inocentes de todo.
Tu hogar es una tumba
habitada por tres muertas.
En esta hora de luto sin sentido,
en esta hora de espera  tan absurda,
de clamores sin eco, de lágrimas inútiles,
no basta que justifiques el dolor de su partida
diciendo que lo amas.
No es ésa la cuestión.
No es ésa la pregunta.
La pregunta es
“¿vale la pena?”.
Tú lo amas. Pero ¿el te ama? ¿Ha velado por tí? ¿Le importas? ¿No lo has sorprendido acaso jugando juegos de amor en doble juego? ¿No has sido siempre tú la que trabaja? ¿No lo mantienes? ¿Acaso no lo vistes? ¿Realiza acaso algún esfuerzo? ¿Qué hace, cuál es su aporte,
dónde está su rendimiento?
Cuando estuviste a punto de perder tu casa y corriste el riesgo de irte a la calle con tus hijas, ¿él qué hizo? ¿Cómo y en qué mostró preocupación?
No.
No.
La cuestión no está en que tú lo ames.
La cuestión está en que él también te ame.
La pregunta es si él te merece, si vale la pena
que implores su regreso.
¿Regresar  por qué,  para qué, a cuenta de qué?
Cuando respondas a estas preguntas
con alma, sentido y corazón
darás gracias a Dios
y al  portazo soberbio que el mismo
se propinó aquella noche
fatal para él, no para tí.
Que jamás regrese.
Que la puerta que él mismo arrojó
sobre su espalda sea su sello y su condena.
Cuando respondas a estas preguntas
con alma,  sentido y corazón
abrazarás a tus hijas con un abrazo nuevo
como si hubiesen acabado de nacer
con el  calor que en los primeros días
Dios infundió al ser madre.
Cuando respondas a estas preguntas
con alma, sentido y corazón,
convocarás a tus amigas a una fiesta  de gala
para que tu hogar resucite y recupere la vida.
Se marchó tu marido
¿Y qué?
Que jamás regrese.
Lo que es inútil no hace falta

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