viernes, 5 de febrero de 2016

AL DON DEL SOL Juan Josè Bocaranda E.




AL DON DEL SOL
Juan Josè Bocaranda E.

Brasa que oscilas sobre el eje del abismo,
lámpara que deambulas por los corredores
del cosmos.

Inundas la pradera sideral
 y cabalgas dorando las morbideces
de la tierra.

Cuando revienta tu puño de lanzas y de sables,
la tierra es media naranja de luz azucarada,
los buques carboneros palidecen,
las oquedades se alegran de tu aliento,
la grama se peina con tu esencia,
el bosque se unta en tus aceites,
las rocas por tí maduran
en el tiesto rugoso de la Tierra,
y el mar es una red donde se agitan
millones de peces líquidos de plata.

Alto horno de los cielos donde se funde
el metal que fecundiza
y se cuece el pan de clorofila.

Tren de luz
por tí se vuelven oro los trigales
de tí beben las pupilas del caballo
en la cosecha, en el camino o la carrera,
por tí  el campesino se inclina a leer
el libro de la tierra
y  el minero sabe emerger de la honda entraña
.
Diario pan tostado en las alturas,
luz en el camino de los surcos,
esperanza en el aguijón de las garrochas,
acicate en los ijares del buey,
premonición de aurora en el clarín de los gallos.

Con tus diarias maduraciones y cosechas
la Tierra se te acopla en alegría
y refleja en sus poros de pizarra y greda,
en la cresta de sus lagos,
en el dorso de los montes, en el mar, en los huertos
y el boscaje,
en la píel de los venados
y en las ancas de las bestias,
la luz de tus espejos, de tu redondez volcánica,
eucarística.

Sacude tu mano de guedejas.
De tus aguas de luz nueva
sigue sedienta la Tierra.

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