EL CREADOR
Juan Josè Bocarada E
Cuando la luz le bañò la frente,
como ducha de cascada tenue,
cuando la luz le inundò la sangre,
torrentes ambiguos de indeleble
incendio,
cuando de extremo a extremo lo
conmocionò la voz
de duro imperio,
no pudo màs.
Extendiò los brazos de cruz a cruces
y absorto, ensimismado en la locura,
sin muro, sin hierro, sin dogal ni
freno,
salió a las calles,
y ante testigos yertos
como en naufragios ya presentidos,
sembrò la planta
en
la mira màs alta
de la ciudad dormida.
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