HOY TRAEN A SEBASTIÁN
Juan Josè Bocaranda E
Hoy traen
a Sebastián, nuestro nieto.
Sí. Que
venga pronto a reconquistar el amor
de sus
juguetes
que desde
hace días duermen en sus cajas,
si bien
los hemos sentido deambular
en altas
horas de la noche,
desvelados
en la
búsqueda ansiosa de su amigo Sebastián.
Hemos
visto al payasito “Gurrufío”
trastabillar
en la oscuridad con los brazos
de hilos y
de plástico extendidos,
llamando a
gritos de silencio a su amigo Sebastián.
Pero, eso
sí, sin perder jamás la sonrisa
que
enmarcan sus dientes puntiagudos
y fríos.
También
nos ha arrancado del sueño
el
corneteo que se levanta
como nube
de polvo amarillento,
de las
colas de autos y gandolas
que,
escapados de sus cajas,
se arman
solas cuando se anuncia
que al
amanecer traerán a Sebastián.
Entre dos
gandolas se siente colocado
con riesgo
de la vida o la salud,
“el señor
Huevito”, carrito diminuto
cuyo
volante empuña sonriente
aquel
conductor ovalado y distraído,
confiado, como
siempre, en el cuidado
de su
dueño Sebastián.
¡Ah! ¡Y
qué decir del sempiterno vídeo
del “Libro
de la Selva” que a cada rato
exige
Sebastián¡
De nuevo
Ogly y la pantera sabia
y el oso
bonchón y la serpiente dormidera,
con sus
ojos de luces cambiantes y dañinas
y los
monos que en las ruinas del templo
carcomido
por el tiempo y por la selva
cantan
demenciales cantos de bluses y de jazz
clamando
por dejar de ser orangutanes
para ser
hombres peludos de verdad.
¡Y la
pesada fila de los elefantes ¡
que con
disciplina matemáticamente militar,
montan la
patrulla de la selva,
marchando
con rigidez y garbo,
como
generales que arrollan victoriosos,
haciendo
sonar sus trompas relucientes
al compás
de la música triunfal.
Sí. Que
los elefantes militares,
los gurrufíos
de giros sorprendentes,
los
carritos morados y amarillos
y los
azules, los rojos y los beigs,
que la
gandola verde con su rodante
carga
de carromatos cuatro por cuatro dieciséis,
salgan a
la puerta de la casa
sonando
las cornetas
para
recibir a Sebastián.
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