miércoles, 25 de marzo de 2015

COMER O NO COMER. HE AHÍ LA CUESTIÓN. Juan Josè Bocaranda E


COMER O NO COMER. HE AHÍ LA CUESTIÓN.
Juan Josè Bocaranda E

 Que el pueblo coma o no coma.
He ahí la más humana cuestión
que no plantearon
 los presocráticos
ni el sabio inventor del ápeiron
ni asomó con gusto Aristóteles  cuando, con aristocrática orondez  filosófica,  con el estómago muy satisfecho y con el mayor aplomo, filosofaba a pasos lentos por las floridas veredas
del Liceo, cerca del templo del divino Apolo.

Que el pueblo coma o no coma.
He ahí la duda
más trascendental que la enjundiosa  duda metódica
o la melódica
armonía de los astros.
Porque cuando el hambre ataca, ataca sin piedad
más aun que la española cuando besa de verdad.
Y  busca con presteza y busca con urgencia,  por los caminos de Dios
no la verdad ontológica ni mucho menos la lógica
sino la verdad
inmediata
empírica
tangible
urgente
de un buen plato de sopa caliente
sin detenerse
en las causas eficientes
sino en la causa final
que es matar
a la que mata pronto
si no la matan ya.
El pobre no necesita de primera mano
saber ni un pico del árbol porfiriano
sino en qué terreno nace, cómo crece, dónde produce
la mata del pan
para treparse a sus ramas y arrojar bizcochos calientes
a los filósofos del hambre que abajo claman al cielo
porque no tienen ni dientes.
No para saciar el saber como hacen las teorías de las muchas calorías
o de la sapiencia académica, o de la paciencia endémica, o de la abstinencia acrobática
o de la dieta aeróbica o de la iracundia fóbica, ni para saciar el ansia amablemente teorética
sino para  llenar el hambre
raquítica
famélica
cadavérica
esquelética
afónica
ascética
acídica
agónica
y otras tantas icas más
que matan tanto tanto
como el hambre atrasada.
He ahí la cuestión
de la que saben hacer mutis
los filósofos de aquí

y  los sabiondos de allá.

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