viernes, 18 de septiembre de 2015

VANIDADES. Juan Josè Bocaranda E



VANIDADES
Juan Josè Bocaranda E
 
 
 
Miro esqueletos humanos todos los días
y ello me ha creado
 una idea fija,  una obsesión,
una inquietud persistente. 
No puedo evitarlo. 
Inevitablemente
pienso en la cercanía de la muerte
 de cuya realidad es mensajera la calva, 
son mensajeros los huesos.

Cuando realizo la radiografía 
de una parte del cuerpo,
de un brazo, de una mano, 
de un dedo o de toda la armazón 
de los huesos,
ello me lleva a pensar
 en lo pasajero de la vida,
en la cercanía del fin,
en el fin de los días.
 
La vanidad del hombre
es como el  escenario del teatro, 
esplendoroso y atractivo  por fuera,
pero  con armazón de listones, 
alambres, cabillas y remiendos
por dentro.
 
La vanidad del hombre
es como las zapatillas de la diva, 
que salpican luces por fuera
 pero ocultan remiendos, manchones
 e hilachas, por dentro.
 
La vanidad del hombre
es como los techos relucientes
 cuya parte trasera tiene que velar el cielorraso
 
¿Qué es el hombre 
sino un vanidoso andamio
de huesos revestidos de carne? 
Jamás lo olvides:
bajo la risa de la carne,
la sonrisa de la calavera,
permanente,
macabra,
que de todos
y de todo  ríe.
 
Tampoco olvides:
con la calavera,
en todo caso y circunstancia,
siempre nos estamos riendo
los unos de los otros
aunque no se quiera.
 
Por ello, cúrate de la vanidad
 mirándote hacia dentro,
por debajo de la piel,
por debajo de la piel
mirando hacia dentro a  los demás.
 
Al estilo del Arcipreste de Hita
quizás sea conveniente que esta verdad
yo te repita:
No es la belleza como la pintan los pinceles
lo dijo el sabio Bruno y lo gritó Praxiteles.
Las cosas de este mundo
 siempre tienen doble faz
la que admiras por delante
y la que existe, no tan linda,
por detrás.
 
¿Te habías detenido a pensar en todo esto
 alguna vez?
Pues de ahora en adelante
mira bien hacia adentro,
mira bien hacia arriba,
mira bien hacia atrás,
que es donde está la realidad.
 
 
 

0 comentarios: