sábado, 3 de octubre de 2015

VANIDADES (7) LA VERDADERA IGUALDAD Juan Josè Bocaranda E



 
VANIDADES (7)
LA  VERDADERA IGUALDAD
Juan Josè Bocaranda E
 
Digan lo que digan,
escriban lo que escriban,
griten cuanto griten,
los luchadores sociales
(que hasta dejan la vida por las calles)
hay un momento que nadie puede negar
cuando se igualan todos 
en  igualdad individual y social.
Y el mismo son le toca a la igualdad sexual
pues también llega un momento
en que la desnudez  definitiva pinta
al hombre y la mujer por igual.
 
En ese momento memorable 
cuando la muerte da el hachazo
y marca el punto y aparte,
se borran las diferencias
de identidades,
de culturas,
de patrimonios,
de colores,
de razas,
de estaturas,
de sexos,
de habilidades,
de dignidades,
y todos comenzamos a reír una misma risa,
un mismo llanto,
una misma quimera,
un mismo canto,
con la armazón del esqueleto
y  la hilaridad de hielo
de la calavera.
 
Desnudos de la piel y privados de “aquellos” adminículos,
las mujeres y los hombres resultamos 
al fin y al cabo iguales,
con la gélida igualdad que nos genera la muerte
y la sonrisa permanente
del cráneo pelado
que parece mirar al infinito
embelesado.
 
La sonrisa macabra y fría que llevamos por dentro
es “el ser del ser”
que según los sabios
de hoy y los de ayer,
todo  lo junta,
lo nivela
e iguala.
 
La sonrisa de las calaveras
y  la esbeltez de los esqueletos,
son  el patrimonio común
de la humanidad
en todos los tiempos
.
La filosofía de la muerte nos enseña
que la verdadera y plena igualdad 
 no consiste en tener sino en no tener:
como es imposible que todos tengan todo,
es más fácil que nadie tenga nada.
 
Quitando, pues,
 la sangre,
la carne,
el pellejo,
la vanidad,
los prejuicios
y los demás trebejos,
quedan los puros huesos.
 
Esa es la verdadera igualdad,
que viene sola
sin conmoción social.

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