lunes, 26 de enero de 2015

CANTO AL ORINOCO. Juan Josè Bocaranda E



CANTO AL ORINOCO
JUAN JOSÈ BOCARANDA E

Debes llegar al fin y con las manos
llenas:
con tu carga cuantiosa en sedimentos
corres hacia el abanico de tu propio Delta
multiplicada mano
que se ensancha en bocas
diluvio visceral y palpitante
donde a los pies
de Kanobo, dios airado,
desangras tu arteria nunca exhausta.

En el búcaro rugoso
de la tierra
aún conservas como en odre dilatado
y vivo
el prístino perfume
de tu creación de aceite
y greda.
En la dilatada vastedad de tu ramaje
con tu sístole-diástole
de corazón
nimio y preciso
inundas
el horizonte de esmeralda
en nutriente función de cántaro
propicio.

Tajo formidable de la tierra
drenaje de los puntos cardinales
cuenca  nutricia y receptiva:
recoges los mensajes de la selva
en aguas
que en molienda de tributos
llegan a tí de mil lugares.

Con las expansiones de tus brazos
de cacique y roca
inundas las praderas y los bosques
y en el retorno a la medida
de tu propio pecho
estableces viveros de plancton
y de peces.

Como rey que visita sus dominios
año tras año
reasumes las lagunas
llevando a los peces nueva vida
y vida nueva
al hombre que te espera.

Entre los raudales
de Atures y Maipures,
antes
de que Pinzón y Ordaz
soñaran con tu sueño
convocabas a las tribus numerosas
ornadas de plumas música
y colores
a los centros feriales del pescado
donde ponían en competencia
destrezas
labor
mitos
y glorias.

Antes
de que se estrellaran los relinchos
contra el botón de cuarzo de tu Escudo
la raigambre ubicua de tu savia
era
caminos de curiara
para la antigua lámpara votiva
de los Yabarana y los Piaroa
los Curripaco   los Puinave
y los Sanema
y tantos otros que han perdido el signo
tragados por la historia
y otros hombres.

(Contonùa)

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