REPITIENDO…HASTA
QUE SE SIENTA EL MAL OLOR…
MUNDO QUE
REVIENTA DE GOZO
Juan Josè
Bocaranda E
En sesión
solemne, con toda pompa,
a todo
trapo,
con el
ritual diplomático
tiesamente
establecido,
ornado de
esponjamientos
debidamente
circunspectos,
con el
espetamiento protocolar
y
ridículo de rigor,
con el
realce mediático
que se
debe esperar,
con
músicas y retretas,
saraos y
cuchufletas,
paradas
militares
y otras
maromas más,
con la
asistencia puntual
de todas
las eminencias,
y sin que
puedan faltar
los
honorables pingüinos
con sus
paltós-levita,
con sus
picos alzados,
con sus
solemnes pasos
de
extensión protocolar,
la
asamblea general
debe
reunirse ya
con la
urgencia del caso,
para
acometer un acto
de
inmensa trascendencia:
desproclamar
los derechos humanos,
porque no
es conveniente
que la
humanidad siga en el goce
de tanta
felicidad
porque
pueden acabar con ella
la dicha, el placer y el bienestar.
Los
pueblos del tercer mundo
y tal
vez los del segundo,
también
los del primero,
ya no
caben de gozo,
ya se
olvidan del cielo:
danzan día y noche,
celebrando
y ponderando
haber
llegado a un paraíso
que no
habían soñado jamás.
Por
ejemplo, los pueblos
de Angola
y de Etiopía
están tan
hartos y ahítos,
que han
decidido no comer
ni
siquiera huevos fritos.
Es
necesario, pues, clavar punto
final a
tanta felicidad.
Hay la
probabilidad
–dicen
los estadísticos
y lo ratifican los científicos-
de que un
día de estos
reviente
de gozo y dicha el corazón
de toda
la humanidad,
y de que
la sangre desborde
a
borbotones
inundando la Tierra,
catástrofe
apocalíptica que es necesario
evitar
como lo
hará sin duda
la
asamblea general.
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